REGINA LAGUNA, VALENCIA Desde el día de su comparecencia ante el juez,
la mujer ha rogado que no ingresara en prisión sino que se le internara en un
centro psiquiátrico adecuado debido a la enfermedad psíquica que padece.
Juan
Pedro C. H. fue condenado a cinco años de cárcel por la sección segunda de la
Audiencia de Valencia por tres delitos de detención ilegal sobre su mujer,
Dolores R. R., un delito de amenazas y otro de falsedad en documento oficial.
Además, se le impuso la prohibición de aproximarse a su mujer, su suegra y a los
hijos de su mujer, con la que no está casado.
Tampoco podía acercarse a sus
domicilios, lugares de trabajo o cualquier otro lugar que frecuentaran o
comunicarse con ellos por cualquier medio durante cinco años. No obstante, la
pareja vive en familia y han instando ante el Ministerio de Justicia la petición
para el «ejercicio de la Gracia de Indulto».
Tras haber cumplido nueve meses
de prisión provisional, desde el 23 de marzo hasta primeros de diciembre de
2005, Juan Pedro C. H. y Dolores R. R. reanudaron su relación pasando a convivir
de nuevo en el domicilio de Paterna, donde sigue hoy.
Cuando se celebró el
juicio, Dolores «rogó encarecidamente» a su abogada que «no quería que Juan
Pedro fuese condenado a prisión y que quería que continuase en tratamiento
psiquiátrico, tal y como está actualmente», según consta en la petición de
indulto.
Cuando Dolores recogió la sentencia, se dio cuenta, añade, de que
«había sido vilmente engañada» y su abogada le dijo que había sido un «error del
artículo». Por ello, interpuso un escrito a la Audiencia para que quedara «en
suspenso» la orden de alejamiento «ya que querían reanudar la vida en
común».
Dolores se dirige al Ministerio insistiendo en que «no sólo otorgan
el perdón más solemne, sino que solicitan el indulto total» ya que, en este
caso, «la justicia aplicada en su máximo rigor podría ser una injusticia».
El escrito explica que no se trata de una víctima y su agresor, sino que
estamos «ante una pareja y los hijos de la solicitante, así como su madre» que,
desde el primer día, están «rogando ayuda para el hoy condenado» porque «quieren
seguir siendo una familia». Además, la entrada de prisión de Juan Pedro,
«destruiría este núcleo familiar que, si en aquel momento se tambaleó o flaqueó
fue por la enfermedad» del condenado.
Por ello, añade «no estamos ante un
delito de violencia doméstica o de género, sino ante una enfermedad que en esos
momentos tenía a Juan Pedro completamente trastornado».
Vida totalmente
normalizada
Desde que salió de prisión provisional sin fianza por esta causa,
Juan Pedro tiene su vida «totalmente normalizada» y está «completamente
reintegrado y reinsertado en la sociedad». Además, «todos los solicitantes
quieren reanudar la vida en común y volver a ser una familia».
Incluso el
hijo de Dolores, de 17 años, expresó su deseo de pedir el indulto para Juan
Pedro, «ya que para él es como un padre -el biológico falleció- al que necesita
y con el que quiere seguir gozando de su cariño y amor», añadiendo que le es
«muy necesaria su figura paterna».
En ese sentido, finalizada la petición de
indulto, «el ingreso en prisión» de Juan Pedro, «que actualmente se encuentra
muy estabilizado y siguiendo tratamiento médico, supondría una ruptura inhumana
a todas luces, un quebranto de una unidad familiar y una desestabilización para
siempre de Juan Pedro».