La Audiencia de Toledo ha condenado a Cristina S.H., de 34 años, a nueve años de internamiento en un establecimiento psiquiátrico por matar de veintiséis hachazos a su madre en el domicilio familiar de la localidad toledana de Mazarambroz en febrero de 2007.
La sentencia dictada por la sección primera de la Audiencia de Toledo se produce después del acuerdo entre las partes, avalado por un jurado popular, que contempla la eximente incompleta de alteración psíquica por padecer un trastorno de la personalidad, aunque con las agravantes de parentesco y abuso de superioridad.
También se le condena a indemnizar a su padre con 30.000 euros y a otros doce mil a cada uno de sus hermanos.
Según explicó tras la breve vista oral celebrada el pasado día 5 el abogado de la defensa, Ángel Benito, la joven será internada en uno de los dos centros penitenciarios especializados para este tipo de reos, el de Picassent (Valencia) o Fontcalent (Alicante).
Se da la circunstancia de que el pasado mes de febrero, Cristina compareció en la Audiencia toledana como víctima de una violación, ocurrida unos meses antes del parricidio, por lo que fue condenado a cuatro años y medio de prisión un súbdito rumano, Nicolai I.
Precisamente fue el comportamiento que tuvo en este juicio -en el que ella testificó a puerta cerrada entre risas y llantos- lo que motivó que fiscal y defensa buscaran la "mejor solución para ella", según dijo a los periodistas el abogado defensor de la parricida, que ha reconocido los hechos y se conformó con lo pactado.
Los hechos ocurrieron entre las 13:00 y las 13:30 horas del 14 de febrero de 2007 en el domicilio familiar de la calle Cervantes de Mazarambroz, justo el día en que Cristina tenía que ingresar en un centro sanitario de Toledo debido a su delgadez.
Pero, la joven pensaba que era una estrategia de su madre para librarse de ella, por lo que tras llamar al doctor para decirle que no pensaba acudir al centro médico cometió el crimen, que le costó la vida a la madre pocas horas después de los hechos.
La acusada cogió un hacha de la leñera de la casa y dio a su madre, que estaba sentada leyendo en el salón de la casa, un total de veintiséis hachazos en la cabeza y en el rostro mientras reprochaba a su progenitora que no la quisiera y a la que pedía que "rezara lo que supiese".
Tras los hechos, Cristina -que según su abogado tiene la inteligencia de una persona superdotada- llamó a la Guardia Civil y a su doctor, y relató los hechos, con la justificación de que su madre la quería echar de casa y ella había pagado la hipoteca junto a sus hermanos.