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Ayer estuvimos en el mitin de Papa Huelva ante el CGPJ

 

21 enero 2014

La casta judicial no permitió que nos pusiésemos delante de la fachada del Consejo General del Poder Judicial y nos mandaron al principio de la calle. A más de cien metros.

No nos dejaron sacarnos la foto con la fachada del edificio.

Los pobres policías nos decían que tenían órdenes de la Delegación del Gobierno.

Llamamos a Delegación del Gobierno y nos lo negaron. Ellos no habían ordenado tal cosa.

Pusimos al teléfono al inspector de policía al mando de la zona del Tribunal Supremo y CGPJ con el responsable de la Delegación del Gobierno para dejarlos en evidencia.

Pero no nos dejaron pese a que la ley nos lo permite.

Estaba claro que era orden de los propios jueces pese a que no tienen competencia al respecto pues ellos no mandan en la seguridad ciudadana. En la calle.

Lo de la separación de poderes no termina de entenderlo la mafia judicial. O de querer entenderlo.

Pero Mariano Orta lleva el equipo de megafonía de Rafael con sus buenos altavoces y el sonido llegaba sin problemas hasta la calle Génova. A más de 500 metros.

Dada la estrechez de la calle y la reverberación consiguiente, y dada la configuración del edificio del Tribunal Supremo y del CGPJ, el mitín se oía mejor y más alto dentro del propio edificio que en la calle.

Bajó una jueza a la calle para quejarse a la policía y exigir que nos pusiesen delante de la ventana del presidente del CGPJ pues era a él a quien debíamos dar la lata y no a ella que tenía su despacho encima de donde nos habían colocado y no podía trabajar. A nosotros nos costaba aguantarnos la risa y la decíamos que insistiese pues era lo que nosostros queríamos y no podíamos estar más de acuerdo con ella. Airada y furibunda se fue calle Bárbara de Braganza arriba, alejándose de su puesto de trabajo.

Él inspector nos dijo que habían bajado a su despacho ocho jueces para quejarse. Que nos iban a denunciar por contaminación acústica.

Está claro que no les gustaba oír "jueces prevaricadores", "genocidio", "no prescribe", etc.

Pero se van a hartar de oirlo porque no nos vamos a dar por vencidos.

Las feminazis tendrán su particular juicio de Nuremberg y su particular cárcel de Spandau.

Tendremos nuestro particular Centro Simon Wiesenthal para perseguirlas donde quiera que se escondan. Para que paguen, aunque sea mínimamente, el inmenso daño que están causando. La impunidad de esta gentuza se ha de terminar.

Es lamentable, por no decir indignante, la escasa asistencia a unos actos que son importantes para demostrar al enemigo nuestra determinación para hacer justicia y nuestra capacidad de convocatoria. Además se da uno el gustazo de decir en público lo que piensa y lo que ha vivido.

Os pido una vez más que acudáis a estos actos reivindicativos. Aunque sean en día laborable y en horario de trabajo. Ayer hubo gente de Sevilla, Huelva, Castellón, etc. También era laborable para ellos.

Es FUNDAMENTAL.

 

 

 

 

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