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La estupidez feminazi y sus contradicciones.
Los miles de estómagos agradecidos que viven de maravilla instalados en los miles de chiringuitos de género sostenidos con el dinero de todos los contribuyentes.
Su único trabajo real es justificar la necesidad de sus sueldos.
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Sanidad impone la distinción por sexos en las batas y en los atuendos de su plantilla
Circular que se ha repartido en el departamento del Hospital La Fe. Junto a una bata de médico. E.V.
VICENTE USEROS
Valencia
Domingo, 24 noviembre 2019
Los departamentos de salud mandan circulares, por escrito, en las que se recuerda que es «obligatorio» diferenciar por género y «no debe darse opción a elegir a nadie». Como ejemplo se expone que se identificará «Médica» para mujeres y «Médico» para hombres
El mayor hospital de la Comunidad Valenciana (La Fe) que sirve referencia para el resto de centros públicos que dependen de la Conselleria de Sanidad acaba de imponer una medida que ha irritado a gran parte de su plantilla -compuesta por cerca de 8.000 profesionales-. Desde el Comité para la Igualdad de Género se ha emitido una instrucción por la que todos los trabajadores/as deberán ser identificados por su género (sexo) a través de los rótulos identificativos que se adhieren con velcro en las batas o en el resto de ropa que utilizan en función de su categoría laboral.
Esta directriz que, ha llegado a través de una circular firmada por la jefa de Servicios Generales, Josefina López, se trata de una exigencia en toda regla. La prueba es que las primeras palabras del comunicado predican: «Es obligatorio»; y con letra negrita se subraya: «No se debe dar opción de elegir a nadie».
Una comunicación que también llegará -con el mismo o con otros formatos- al resto de departamentos de la Comunidad Valenciana porque forma parte del Plan de Igualdad que fue firmado en marzo de 2016 y que tenía dos años para ponerse en marcha.
De esta forma, los más de 50.000 empleados/as que trabajan para los servicios de salud valencianos deberán identificar su ropa (batas, chaquetas o camisas) en femenino -en el caso de las mujeres- y en masculino -para los varones-. De modo que habrá rótulos de médicas, farmacéuticas, psicólogas, enfermeras, técnicas, administrativas, celadoras... y sus correspondientes para hombres: médicos, farmacéuticos, psicólogos, enfermeros, técnicos, administrativos, celadores, etc.
La instrucción, por otro lado, genera polémica en parte del colectivo LGTBI que considera que existen más géneros además del femenino y el masculino, y aluden a la comisión de los Derechos Humanos de la ciudad de Nueva York donde se plasman 31 tipos de identidad sexual diferentes.
Una orden forzada, por tanto, que demuestra que el legado que dejó la ex consellera y ex ministra de Sanidad Carmen Montón sigue presente en la gestión sanitaria de la Comunidad Valenciana. Esta es una de las medidas que fueron consensuadas por los sindicatos presentes en la mesa sectorial que impulsó Montón como responsable de la política sanitaria de la Comunidad Valenciana al principio de la primera legislatura del Consell del Botànic.
Se debe recordar que Montón también fue noticia cuando promovió la Guía breve para un uso no sexista del lenguaje en el ámbito sanitario. Un argumentario en el que se instaba a utilizar términos como «personal facultativo en lugar de médicos», «descendencia o criaturas cuando hay que referirse a hijos» y «personas enfermas cuando se nombra a los enfermos o pacientes».
De igual manera, establecía como correcto el uso de «empresa proveedora» en lugar de «proveedores», o referirse al «servicio de quemaduras», frente al «servicio de quemados». En el caso de Urgencias de Adultos la petición desde la Conselleria suponía «eliminar la palabra adultos». Otra sugerencia era utilizar el genérico del servicio de cada especialidad y sustituir por ejemplo «pruebas realizadas por el ginecólogo, por pruebas realizadas por Ginecología».
Fuentes sindicales consultadas por este diario exponen que, mientras que el texto aprobado en 2016 «se presentó como un compendio de medidas muy razonables», la dureza con que se ha aplicado la normativa «carece de sentido». Especialmente, porque si el Plan de Igualdad debía luchar contra la discriminación de género en los entornos laborales, la imposición con la que se ha puesto en práctica la orden ha soliviantado a muchos de los empleados/as públicos/as.
La evidencia es la obligatoriedad que sólo puede ser contravenida si se presentan alegaciones ante el comité de igualdad de los centros hospitalarios.
El citado Plan de Igualdad proponía «eliminar los sesgos de género en la descripción y denominación de los puestos de trabajo en las plantillas orgánicas de la Conselleria de Sanidad» y por ello entre sus medidas se establecía «corregir con lenguaje igualitario las identificaciones profesionales, tanto en los uniformes de trabajo del personal, como en las tarjetas identificativas».
La medida de identificar por sexos la ropa de la plantilla ha sido muy criticada por la oposición. Tras conocer la instrucción en La Fe, el portavoz de sanidad del PP en las Cortes Valencianas, José Juan Zaplana, recriminó que se realizara «como una imposición» a los trabajadores/as «y no como una elección». Por último, destacó que al Consell le preocupen estas cuestiones cuando los últimos datos hechos públicos en septiembre de las listas de espera quirúrgicas se hayan disparado. Parece, criticó J.J. Zaplana, que a la consellera Barceló «le importa más cómo se identifica por género a la plantilla, que el hecho de que haya más de 68.000 pacientes esperando a ser atendidos y operados en los hospitales».
https://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2019/11/24/5dd95151fdddff694d8b4677.html
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